Al dedicarse a un oficio, se puede notar cómo disminuye el estrés y mejora el ánimo. La actividad física asociada con la creatividad contribuye a la producción de endorfinas, las hormonas de la felicidad. Durante el proceso de creación, las emociones y los sentimientos que se incorporan al trabajo hacen que cada pieza sea única, convirtiéndola en una parte del alma del artesano.
Los productos terminados, elaborados a mano, poseen una energía especial. Por ejemplo, una taza de cerámica hecha a mano brinda más calidez y confort que una de producción industrial. Estos objetos se transforman en algo más que simples cosas; son portadores de historia y cultura.